Buscar en el blog

27 oct 2015

Té de heridas.

Tengo cuatro heridas en el brazo. Mañana serán cinco. De ello no hay duda.

La primera me la hice el sábado. Estaba solo en casa; y una suerte de agobiante angustia me inundó. No intenté controlarla, todo lo contrario. Me rendí ante ella y la dejé dañarme: primer tajo.

La segunda, no fue por angustia. Fue por rabia, al día siguiente. Acordarme del atraco solo ayudó a destruir el ideal que existe en mi mente. Y logró humanizar(te) aún más (¡Con lo que yo adoro lo humano!). Esté fue un poco más profundo, descorazonado: segundo tajo.

La tercera fue anteayer lunes: me la hice con los dientes. En un dejo cruel de volver a sentir(te). Añoro tanto sentir(te), ya no logro hacerlo; no logro imaginar(te) siquiera cerca de mí; algo que me de ganas de seguir(te). Apenas si se nota, pero como duele: tercer tajo.

Hoy me lastimé por cuarta vez. Sin razón aparente, ya por simple costumbre: para no olvidar(te): cuarto tajo.

¿Te acordás que hablamos de esto?

Siento que la muerte se aproxima cada vez más; y se burla de mi angustia; y me mira; y me espera, pero no me mata: no me da el gusto. La imagino sonriendo con mofa...

Me aterra no sentir(te) más que en sueños. Me aterra olvidar(te) (cuando busco hacerlo). Me aterra enfrentar(te) y decir(te) lo que siento.

¿Te acordás que hablamos de esto?

Ya nada volverá a ser como antes: ya nada volverá a ser. Ya son las 00.15: último tajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario